24 ene 2012

ELISA CANTA A GALICIA CON UN POEMA

La Atlántida

 

Feliz, como la enorme Barca

con su Calderón, como el meandroso

Guadiana con sus ojos,

la bella Arosa con su Villagarcía

contrasta con la gótica Compostela,

 

con su Santiago y el tranquilo Obradoiro

 

con su plaza y la enojada Morte con su Costa.

La preciosa y dulce ría convive

con el duro Porriño

tan enamorado de sus granitos

como las meigas de Manuel Rivas

 

 o como las complicadas matemáticas

 

 abrazadas a su Profe

calculando distancias no euclidianas

para saltar de un pueblo a otro.

Se elevan como puntos máximos

por encima de las nubes,

 

a vuelo de pájaro describen La Atlántida;

 

desde La Toja a las Cíes con sus islas

computan a los grandes espíritus

-atlantes y luchadores,

sumergidos y no sumergidos-

y cantan el hundimiento de la tierra,

 

el continente desaparecido.

 

Aún queda de La Atlántida

el aliento poético de Galicia

y de Verdaguer que cantó su dolor

y su desaparición bajo las aguas.

Aún resuenan las voces por pueblos

 

y espacios de los gigantes

 

que sobre sus hombros soportan

lluvias, vientos y naufragios

y protegen carballeiras y hórreos

como los de la Sierra do Courel

con su Aldea de tejados cenicientos.

 

Vigilan el atardecer como el Faro Vilano.

                                  Elisa R. Bach

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