Dame tu soledad
Algún día el tiempo se detendrá,
cerraré los ojos: querré
guardar esa armonía
geométrica, suave, intocada.
Mientras tanto el sueño
se prolongará en la aurora
como una rama frágil
y alguna estrella nocturna
seguirá bajo las hojas.
Algún día el tiempo se detendrá
ante una luz.
Y habré de cambiar mi sangre
por el espacio mítico
de un sueño.
Antes de que eso ocurra
dame tu soledad
y acosaré obsesivamente
la belleza que se desprende
de todo lo que te rodea
y aquello que al tocarte
se enamora de ti.
Dame tu soledad
y le haré un antifaz
para que ciegue tu corazón,
dame algunas palabras
que te sobren y les pondré
una sonrisa a los silencios,
dame el nombre de alguna ciudad
y en ella sembraré
planetas antiguos
que abran las aceras a los pájaros.
Dame un callar exacto, sin decimales
y te lo cambiaré por playas
que murmuren canciones
de naufragios equivocados
y estampidas septembrinas de gorriones
Elisa R. Bach
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