Construyendo geometrías
¿Quién te conoce,
a ti que bajaste el rostro,
desde un alma que crece hacia la madurez,
a quien sólo el veloz pasar de páginas plenas
a veces interrumpe con violencia?
Ni siquiera tu madre estaría segura
de si tú eras la que allí leía algo, empapada
de tu sombra, de una auténtica sopa de letras,
números, incógnitas, lemas y teoremas.
Y nosotros, que teníamos horas,
¿qué sabemos de cuánto se te desvaneció
y qué tipo de geometrías construías
hasta que, con esfuerzo, alzaste la vista?
cargando sobre ti, lo que, abajo, en el libro,
sucedía, y con ojos dadivosos,
que en vez de tomar,
se topaban a un mundo pleno y listo:
como niños callados que juegan a solas
y, de pronto, vivencian lo existente;
mas tus rasgos, que estaban ordenados,
quedaron alterados para siempre.
Y nosotros, que teníamos horas,
no dejamos de asombrarnos de tu ciencia;
ignoramos cuánto esfuerzo y amor
acumulados en tu corazón se vuelcan
a borbotones sobre el mejor de los mundos.
Elisa R. Bach
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