6 ene 2018

Paseabas sobre las aguas, en Venecia,


SOBRE LOS CANALES DE VENECIA

No hay nada en mi vida
que no se haya impregnado de una màgica emisión tuya: hasta el papel donde escribo despide calor de tu espíritu.

Todo lo que no existe -ahora lo sé- me pertenece.

Me dí cuenta de ello
en el preciso momento en que el icosaedro puso el acento sobre ti el Ángel más cabal del universo observable. Desde entonces leo entre lineas de todo lo escrito los fundamentos del Libro Espasmódico.

Aún durmiendo pocas hores
en esta fría habitación en el pabellón de traumatologia he soñado contigo.

Paseabas sobre las aguas, en Venecia,
y a nadie le parecía extraordinario que llevases entre tus manos cinco lunas. Era normal que pasearas en góndola sobre el canal solo tú.

En el sueño habías subido a la góndola
después de acariciar a una niña en la Piazza de San Marco. Era maravilloso verte manejar las cinco lunas sobre el canal...

Al penetrar los primeros hilillos de luz del día
en la habitación, me he despertado diciendo "no te vayas, no te vayas...", como si la realidad de mis huesos doloridos me robara la verdadera vida. 

Es en esa realidad que me pregunto
si sabe alguien como me siento desde que he ingresado en este hospital.

¿Quién sabe -sigo preguntándome-
cómo mi cerebro se desintegra con el efecto de los antibióticos, los antiinflamatorios, los anticoagulantes, los anti…?

¿Alguien sospecha acaso
que mi mente va cosida al firmamento con grapas de titanio?

No tengo fuerzas
ni para levantarme de la cama y, sin embargo…, algo me dice que no tardaré en abandonar este odioso hospital.

                                                                                               Ermessenda

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