19 may 2016

Los precios son aquí de risa.


CRONICA DESDE 
EL PARAISO TRANSPARENTE DEL TERCER NIVEL

Hola amigos de la Casa de Huéspedes del 13 Boulevard Raspail París. Pienso a menudo en vosotros y además por recomendación del Ángel Montserrat os envio esta primera crónica desde el PARAISO TRANSPARENTE DEL TERCER NIVEL:

Esta semana –como todas-
se ha caracterizado por el buen tiempo y la buena cara de todos los vecinos, con una sonrisa de plástico envidiable. No llueve y el sol quema la piel mejor que en cualquier playa.

Esta ha sido una semana
de poco trabajo/persona –unas dos horas en total- y hemos cobrado unos subsidios maravillosos. Esto es el Paraíso. ¿Puede haber alguien que desee otra cosa?

Los precios son aquí de risa.
Con el sueldo de una semana podemos tomar 200 cafés, 1 hamburguesa, dos huevos, 1 sopa de ajo, 10 gramos de pan, 3 litros de ginebra, 2 colas de 500 ml, 3 champiñones, 50 porros, 1 gramo de jabón, 3 aceitunas y… ¡cómo no? a escoger entre 1 mandarina ácida o 1 lima.

(El lector de esta crónica
comprenderá por qué nuestras neveras están repletas)

En estos días se ha practicado
más deporte que nunca. Ya sabéis que aquí en el Paraíso Transparente el deporte preferido consiste en partir leña o en escribir sobre el teclado del ordenador ya que gracias a ello el sistema social es estable.

¿Los gobiernos? ¡Ay!
Son de lo más sensato. Casi no hacen nada y por ello hay pocas quejas. En caso de conflicto se van a la playa y así se evitan discusiones.

Hay que reconocer
que no siempre fue así, que todo fue planificado para ser distinto. Pero nadie quería que el Paraíso Transparente fuera distinto: círculos luminosos, coros y grados de abstracción pintados de cian y magenta.

Nada de esos ridículos ocres
de los bosques caducifolios podría amenazar las plantaciones de café y hachís. Y aunque no se logró separar con precisión las palmeras de plástico de las vacas sagradas el resultado fue bueno.

Al principio el cuerpo y el alma
se resistían a separarse y se necesitó mucha agua caliente y jabón para lograrlo y eso hizo que se sacaran algunas conclusiones: se mezcló un grano de lo absoluto

con un grano de arcilla
y aquello fue la hostia: Las gotitas de grasa resbalaban sobre los dedos que aún no comprendían la orden de los Seres Supremos cuando decían con voz autoritaria: "Dedos a la obra".

Naturalmente cuando eso pasaba
las mujeres salían huyendo buscando otros manzanos bajo los cuales poder refugiarse. Pero finalmente la Doctrina Única se impuso y lo arregló todo:

A partir de entonces las mujeres
son las únicas que trabajan en el Paraíso mientras sus maridos miran la tele tumbados en el sofá. ¡Ah! ¡Esto es el Paraíso Transparente!

Los proletarios celestes constituyen
una minoría protegida para conservar la diversidad biológica; y, son felices hasta el punto de que si se portan bien y recorren todas las estaciones del viacrucis de la Fórmula 1 sin rechistar,

se les deja oír el sonido de la lluvia.

¡Esto es el paraíso Transparente!
¿Qué digo? Esto se está convirtiendo en algo mejor que el Paraíso Transparente, pronto subiremos de nivel. La Semana próxima les volveré a enviar otra crónica con la esperanza de poderles decir:

¡Esto es más que el Paraíso Transparente! ¡Es la leche!

                                                                         Desde el Paraíso Transparente
                                                                                       Bartolino R. Bach

1 comentario:

  1. CONSUELO

    JAJAJAJAJAJAJA, déjame reír para no llorar ... sólo falta decir: y da gracias por tener la libertad de vivir porque de momento no nos cobran el aire impuro ya que nos queda poco del puro...

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