- Orzuelos en los ojos:
STAPHISAGRIA C15 – C200
NUESTROS OJOS
· Hasta las estrellas más cercanas se hallan a distancias imposibles de recorrer por el hombre, pero no todo lo perteneciente a ellas está lejos de nosotros. Su luz nos llega continuamente llenando de belleza la noche.
· De la misma forma el fulgor de nuestras almas, sumergidas en la profundidad de la personalidad humana, aflora a través de nuestros ojos, originando un verdadero concierto polifónico.
· Corresponde al médico holístico reconocer en los signos que se manifiestan a través de esos auténticos volcanes, la trama real, profunda e individual.
Hoy he conocido a Antonia
en la terraza del Bilderbuch de Akazienstrasse, hemos estado hablando un buen rato mientras tomábamos un latte machiatto. Psicóloga de profesión y, con cincuenta años de edad, está atravesando un mal momento en su vida:
se ha separado del marido,
también reputado psicólogo, desde hace tres semanas. Cuando me habla de esos problemas rompe a llorar. Pero no me ha citado para hablarme de ese estado de ánimo, pues ella cree que eso son cosas del psicólogo y por lo tanto cree que nadie la va ayudar mejor que ella misma.
Antonia me ha llamado
para que le dé alguna solución para un orzuelo de muy mal aspecto que le ha salido en el ojo izquierdo. Le escuece y le obliga a permanecer con el ojo entreabierto.
Tiene un carácter muy susceptible,
se excita con facilidad. Es posible que, a pesar de su profesión, ignore que ese orzuelo no es más que un signo producido por los trastornos en su carácter por la indignación sufrida, por el trato que le ha dado su ex marido:
depresión y neurosis
después de haber sido vejada, por el sentimiento de que él la ha tratado injustamente.
Su susceptibilidad es extrema,
y cada vez que piensa en las ofensas sufridas en el proceso de separación se obsesiona hasta el punto de no poder dormir por las noches. Al mismo tiempo no puede reaccionar en su defensa porque no tiene suficiente fuerza psíquica (¿social?) para ello.
No hay que perder de vista
que su ex marido es un psicólogo de gran reputación en Berlín y enfrentarse a él, con o sin éxito, supondría grandes pérdidas físicas, psíquicas, económicas etc. Tiene que apretar fuertemente los dientes y soportar en silencio las humillaciones que le ha infligido. Sólo ese orzuelo muestra, en una primera exploración ocular, su sufrimiento.
El orzuelo se curará en breve;
su alma quizá tarde más en poder cicatrizar las heridas causadas por un hombre que, en su egolatría, no ha dudado en cambiar a la Compañera de su Vida de cincuenta años por dos de veinticinco. Qué poco imagina ese Narciso, emborrachado por el prestigio social conseguido (por los dos en conjunto), que con su abandono está propiciando la entrada de Antonia en la etapa más fértil y fecunda de la mujer.
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