La sonrisa y la filología
LA LENTITUD DEL PASEO
¿Cómo es posible tanto placer
en tan pequeño espacio?¿Qué clase de gruta de sílabas es ésa que alberga sabores y dulzura, codicias y gemidos, y el maravilloso discurso de los labios?
Bajo la cripta de tu cráneo,
la imperfección goza de su luz, exhala a un tiempo prodigios, tu edad y tu sexo femenino;
atrae ojos llenos de ansiedad
y otros labios que huyen de la soledad.
La nube transparente
y cálida de tu aliento es suficiente para hacer estallar una risa gemela, devolver el placer agonizante, de realzar la imagen en los secos días de Pentecostés, pero incluso
esa nube saliendo a lo ancho
de la posada de tus labios
puede llenar de humedad
a los olivos y al melancólico que yace debajo de ellos.
Un aire proveniente de otras cavernas
anuncia mediante jadeos la resolución: la cima se halla cerca y es mejor saborear con lentitud el paseo, detenerse examinando los postes de la parra, los guijarros,
las ramas (hay diferencia entre
una rama y una rama con grillo cantando), entretenerse adrede y eso
como si la pasión necesitara morir de éxtasis, incluso si la pasión está completamente sola.
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