9 mar 2012

UNA GOTA DE TONICA ELIMINA LA FATIGA

Capítulo 5.               DE ARBOL EN ARBOL

           AGUA TONICA

             (China rubra)

 

Me he atrevido a soñar

que aún podía haber una sonrisa

esperándome. ¡pobre ilusa!

Me he entregado a una nube

y haces que me sienta ridícula.

 

He aterrizado solemnemente

 

en este precioso barrio

que se esfuerza por ser acogedor,

-se perfuma el aire y el francés

se cultiva como los buenos modales-

donde todo se prepara

 

para fiestas sociales.

 

Aun así el bosque ciudadano

está lleno de refugios solitarios

preparados también para recibir

al agotado pájaro que vuelve

porque llueve y la tarde cae

y llega a su casa, al árbol.

 

Cuando se quita el vuelo de las alas

como ángel caído, lo cuelga en la rama.

Él, que tanto fue y vino de aire en aire;

él, que no espera de la tierra

ni una vuelta de más o de menos

 

alrededor del sol y no pide ya nada.

 

Cuando retorna a su silencio

de leñador sin bosque

y guarda el hacha,

el hacha errante de sus plumas

y su canto, con la esperanza

 

que las demás criaturas solitarias

 

respeten también su reposo.

Ya no le queda ahora más faena

sino afrontar la noche de negra tinta solitaria,

hasta que de la sombra vuelva el día

con la imagen de su amada

 

y su ávido milagro.                                                  Elisa R. Bach

 

A menudo sucede que tenemos nuestras medicinas tan cerca que no las vemos. En efecto, muchas personas trabajan en la hostelería, sufriendo largas jornadas sin poder sentarse. Esas personas por fuertes que sean acaban arrastrando una fatiga que puede llegar a cronificarse. Una gota de tónica Schweppes diluida en un vaso de agua (bebiéndola a pequeños sorbos) acaba con la fatiga propia del que trabaja de pie toda la jornada. 

 

 

La corteza del árbol de la quina (China rubra) se empleaba por los indios del Perú para tratar las fiebres intermitentes (fiebre cada dos días, cada tres, cada catorce, cada noche, etc…). En Europa se introdujo a través de miles de kilos transportados en las bodegas de los barcos que venían de América.

Como toda droga, al descubrirse, produjo los naturales abusos: al principio curaba rápidamente la fiebre, pero posteriormente la intoxicación de quina producía sus desagradables efectos. Cierto que los pacientes ya no se quejaban de su enfermedad original, pero su tez lívida terrosa, su tez abotagada y su mirada lánguida no eran precisamente señales de buena salud.

La dificultad para respirar, el abdomen duro y distendido no eran síntomas banales. Junto a una variada sintomatología los enfermos intoxicados por el abuso de quina perdían sentido del gusto y todo alimento (incluso el agua) parecía amargo.

A partir del siglo XIX la quina (o quinina) se empleó en dosis menores, mezclándola en vinos (quinados) y otras bebidas para estimular el apetito de las personas debilitadas.

Entre las bebidas en las que contenían quina tuvieron mucho éxito las aguas tónicas. Y en nuestros días se usan para la preparación de mezclas que "acompañan" al alcohol para producir efectos estimulantes. Para comprobar la aún excesiva cantidad (dosis tóxica) de quina basta con diluir, una gota de Tónica Schweppes (o de cualquier otra marca) en un vaso de agua. Después de haber tomado ese vaso de agua a sorbos la fatiga desaparece.

Las aplicaciones de esa medicina elaborada con la simple dilución de una gota de agua tónica en un vaso de agua, son numerosas:

·         Combate la fatiga por el exceso de trabajo.

·         Alivia las enfermedades que afectan a la cadera.

·         Recupera al enfermo con mayor rapidez.

·         Repone los líquidos corporales perdidos en un vómito, diarrea, sudoración o hemorragia.

·         Ayuda a combatir los trastornos de la menstruación.

·         Combate eficazmente las fiebres intermitentes traumáticas o hécticas.

·         Efectos nocivos del mercurio (ingerido al comer pescado)

·         Ruidos en los oídos.

·         Toda clase de anemias.

·         Vértigo

·         Hábito del tabaco

·         Efectos del abuso de té.

 

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