La belleza
"Deliro y no deliro.
Me bastaría sólo
que me necesitaras"
Anacreonte
Se suele decir
en relación a lo corporal que:
La belleza pasa como el sueño,
fugaz, inabarcable, sin destino,
como si todos esperásemos
lo mismo de ella.
Desearíamos que se detuviera
un instante sobre el labio,
pero para sentir mejor el beso
es preferible cerrar los ojos.
Hay que descubrir la mirada o el cabello,
volver en oro la sombra, los ocasos,
del bellísimo instante
en que el latido del mundo se impone.
La palabra puede ser tanto más bella:
una frase de amor acompaña mejor,
al cuerpo amado cuando las sílabas
se convierten en una rosa
que enciende las tinieblas
y el fuego que desciende de la noche.
Cuando despunta el alba silenciosa
y las sombras blancas envuelven
el lugar en donde estamos tan unidos,
nuestros ojos de té descubren
lentamente las estrellas que se adormecen.
Las ondas electromagnéticas
de diferente longitud de onda
de las soleadas Ramblas de Barcelona
forman un abanico de colores en mi retina;
de igual forma el reflejo de unos ojos
apasionados pueden disparar el Arco Iris
Silvia M. Folch
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