28 oct 2018

Un poema para el cambio de hora

PROPORCIÓN Y PERSPECTIVA



La hoja que cae,
sin savia en sus venas,  
parece inmensa
en el pequeño jardín

segado el campo,
a la luz de la mañana,
hasta el espantapájaros
parece otro.

Acalorado
y encogido de miedo,
agazapado bajo una silla,
el perro escucha el trueno.

Entre la niebla tibia
y verde de la tarde
¿qué se puede beber?
¿Césped sin flor?

¿Qué sacar
de la cantimplora vegetal?
Cierto soso licor de oro,
que hace sudar.

Como un mal nombre
de restaurante habría sido
el resplandor violeta de la lavanda
sino hubiera sido por la lluvia.

                                                Johann R. Bach

No hay comentarios:

Publicar un comentario