ESCAPAR DE LA JAULA DE ORO
Que el cielo no se detiene en Cadaqués,
me dí cuenta en una tarde de invierno.
Tenía antojos de espejismo,
mi marido me humillaba y los proyectos que revoloteaban en mi cabeza huían con el secreto de las nubes.
Se escapaba el azul cobalto
por las rendijas del horizonte. Yo contemplaba la escena y creía ser otra: la tramontana, un bosque de árboles dibujados con tinta china que en su simplicidad se volvía aún más profundo,
la perfecta combinación del blanco y el negro
como una macabra prolongación de la tierra de la Península del Cap de Creus.
Las sombras caían ya, como agujas de pino,
Desprendiéndose del aire con cierta vanidad mientras las olas del mar se enterraban con la luna bajo la arena.
Después de aquella noche
me deshice de la corteza de los hombros y como un Ícaro cualquiera eché a volar como mis sueños.
Johann R. Bach
Griselda Corni Fino
ResponderEliminar7:49 (fa 1 hora)
Que bonito. más de una se verá representada en este escrito tan poético
XANA GARCÍA
ResponderEliminar0:29 (fa 53 minuts)
"Las sombras caían ya, como agujas de pino,
Desprendiéndose del aire con cierta vanidad mientras las olas del mar se enterraban con la luna bajo la arena."
Tus metáforas surrealistas dan vértigo, ahogan, en esta jaula de oro.El escapismo final, desde mi subjetivo y optimista punto de vista, se agradece.