13 nov 2016

La piel del planeta sufre.


GRAVILLA DE ÁNFORAS ROMANAS

La piel del planeta sufre,
parafraseando a Nietzsche, una infección similar a la del tifus, tiene mal aspecto, sí, pero sólo está afectada en un uno por ciento. El resto –aconsejo- hay que observarlo detenidamente y al igual que los mitos y las estatuas nosotros no renunciamos a toda esa belleza natural.

Sentados en los amplios escalones
de esta Escalera de Mármol disfrutamos del panorámico paisaje viendo cómo crecen los frutos de la hiedra en umbela, cómo concluye el racimo bajo las hojas de la parra, cómo alza la rosa la frente ante la nada y herida… cómo se balancea el gorrión en la rama del cerezo.

El deseo y la separación
en la Escalera de Mármol casi no existen. La pasión en los árboles de hoja perenne –que aquí son abundantes- es continua. Quienes hemos sido lo sabemos y no nos extraña que los amores perfectos, tanto de seres vertebrados como invertebrados- son un solo amor.

Todos los días más bellos
de los equinoccios son un solo día. Cuerpos ausentes que habíamos amado, rehechos a partir de un puñado de metales oxidados sobre el Mármol Pulimentado volvemos a nuestros antiguos pensamientos, y

con atónitos espíritus
que se parten de risa ante la indiferencia de una rosa que, reencarnada por vigésimonónica vez, aún sigue encandilándonos; ante la imagen de la hormiga que lanza mordiscos sobre los peciolos; ante el grito surgido de las carótidas del grillo…

Ante la contaminación,
se despedaza y rasga sus carnes la rosa –es cierto-, pero de los brotes jóvenes, del oscilar de su risa, surge la realidad: Donde una rosa se marchita otra se abre y el tiempo en todo el Universo es uno aunque dos las verdades.

La piel del planeta sufre.
Nosotros tensión de laurel en calma y arco de ciprés lo sufrimos resignadamente y nos conformamos con unos pocos rayos de sol que iluminen, de vez en cuando, nuestras sienes.

Somos ni más ni menos que rosas,
torcidas rosas del Paisaje Metafísico Urbanizado rodeadas de espinas como recios tendones y músculos resecos que sólo reciben los reflejos de los faros de los automóviles al pasar a medianoche…

Poco podemos hacer
desde esta Escalera de Mármol para sanar las heridas de la piel del planeta pues ya sólo somos gravilla de ánforas romanas en un museo cobijadas.

                                                                           Johann R. Bach

4 comentarios:

  1. Griselda Corni Fino
    11:02

    Fantastico¡ . El amor es uno. Fijate que la Iglesia debiera definir asi el misterio de la Trinidad en vez de esa forma tan increiblemente ridicula ,
    y dices .pero muy bien dicho (como siempre )que contemplamos desde lo alto de la escalera la venida del sunami 

    ResponderEliminar
  2. Es que siendo un escritor tan original, y razón tiene, en su forma inteligente de redactar este tiempo nuestro tan a falto de explicar correctamente el verdadero misterio de la TRINIDAD.

    ResponderEliminar
  3. Maria Pilar Novales Fandos
    13 nov. (fa 1 dia)

    Vaya, que auténtica realidad del "PLANETA TIERRA" en forma sutil y metafórica ¿me equivoco?

    Voy a compartirlo contigo en mi perfil ¿te parece?

    ResponderEliminar
  4. Griselda Corni Fino
    9:36 (fa 2 minuts)

    Ciertamente nos hemos convertido en la sarna del mundo

    ResponderEliminar