6 abr 2016

la alegría de la autosuficiencia de producir textos para unos cuantos amigos,


POLVO de telaraña COLOR NARANJA

La opinión de una minúscula araña lasiodora
cuyos placeres mayores son los de columpiarse en los espacios enrarecidos, comer naranjas y plátanos y de vez en cuando amar apasionadamente aferrándome a la vida, es relativamente poco importante, pero ya que me la pedís os la voy a dar.

Por todo lo que he leído,
oído y visto de Emilia la escritora me atrevo a decir que esta gran poeta en su juventud arruinaba su vida por la locura de un verso hermoso, pero confiaba al menos en el reconocimiento de las generaciones siguientes.

Creía esta maravillosa dama
sinceramente que la belleza es la salvación del mundo, pero hoy ya no sabemos qué es belleza, ni tampoco el mundo, y no entendemos qué significa "salvar". ¿Qué vas a salvar si vivimos en lo inmanente y lo aleatorio?

Sin la perspectiva de conseguir algo
a través del arte y, en definitiva, de su profesión, sin la esperanza en la gloria y en la posteridad, el poeta está condenado a la vida asocial y fantasiosa del consumidor de hachís. "El poeta –decía de sí mismo otro poeta- no tiene vida propia,/ su vida propia es polvo color naranja bajo una telaraña.

Hoy, cuando la civilización del libro agoniza
y cuando Emilia penetra con voluptuosidad en los espantosos desfiladeros de lo virtual, su poesía es menos visible aún. Ahora –insisto en mi humilde visión del mundo-, la descentralización postmoderna ha producido una civilización sin cultura, una cultura sin arte, un arte sin literatura y una literatura sin poesía. En cierto modo, los polos de la vida humana se han invertido de manera brusca y las primeras víctimas han sido los poetas.

Expulsada de la ciudadela, Emilia ha aprendido a luchar con las mismas armas de una civilización que la condena. Se ha refugiado en las redes de los blogs literarios, donde publica libremente sus textos eludiendo las servidumbres de toda forma de comercialización, y ha encontrado cobijo en los lyrics de la música del jazz. Ha aprendido a competir en los slams de poesía interpretada. Ha comprendido la alegría del anonimato, la alegría de la autosuficiencia de producir textos para unos cuantos amigos, ha aprendido a protegerse de la brutalidad del mundo circundante y de la vulgaridad del éxito.

Nada le parece a Emilia más discreto,
más admirable y más triste, en cierto sentido, que el poeta de hoy, el último artesano en un mundo de copias sin original, el último ingenuo en un mundo de arribistas. Por suerte Emilia no está sola, cuenta con la ayuda de su joven amante que está al corriente de toda esa tecnología de ese Gran Baúl de Google. Se siente por él admirada por la habilidad de su pluma y deseada físicamente hasta el delirio. Suficientes estímulos para seguir adelante con una tostada en una mano y el bolígrafo en la otra.

                                                                            Johann R. Bach

1 comentario:

  1. COMENTARIO DE PATRICIA

    Seré una de las pocas privilegiadas en leerte a ti Doña araña y a Emilia, pero me gusta lo que dejas escrito a través de tu tela de araña y ese polvillo que deja huella... No estas tan olvidada, sino que deliciosamente recordadapor los que continúan tus pasoscuando su destino le deja, Precioso texto.

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