17 jun 2015

Nada me pertenece excepto la memoria de lo vivido.


EL OCASO DE LA FUNCIONARIA

Este mes tampoco he podido pagar
el alquiler de mi vivienda.

Me han tenido que dar
la orden de desahucio para sentir en mi piel que nada me pertenece. Miro todos los rincones de la casa y recuerdo. Muy lejos han quedado el charleston y los paseos por la Place Clichy

He elegido esta ventana con vistas.
Asomada a ella, mitad dentro, mitad fuera, reflexiono porque es lo único que puedo hacer.

Nada me pertenece
excepto la memoria de lo vivido.

Una colosal serenidad,
fruto de mi soledad absoluta, recorre todo mi sistema nervioso central.

Comienzo como antaño a observar
–bajo un subjetivismo de nuevo cuño- los árboles, las aves, los colores, las piernas limpias de varices de las funcionarias jóvenes que vuelven al atardecer;

Así libre me siento;
tienen algo que decirme, algo que preguntarme de los trienios, algunos chismes que revelarme.

A veces me avergüenzo
de esta nueva ternura que ahora siento –quizá sea ingenuidad- y que se instala sin que yo lo quiera en mis labios,

así un poco como la golondrina
en un tejado en ruinas.
                                                                                                                                                       Johann R. Bach

5 comentarios:

  1. Una triste pero real historia que vemos que pasa por nuestro lado. Deberíamos pensar en que también puede pasarnos a nosotros en un futurno no tan lejano a este paso acelerado de la llamada Vida.
    Gracias por acordarnos con tan bellas palabras los sentimientos que algunas de las personas en nuestro mundo están viviendo >_<

    ResponderEliminar
  2. LA PURA REALIDAD, EL DOLOR NO SOLO DE PERDER LOS HABERES Y PERTENENCIAS, SINO LA PÉRDIDA DE LA PROPIEDAD DE LA DIGNIDAD.

    ResponderEliminar
  3. Así es Pilar. Aunque si esa situación se puede cambiar, estamos en un momento ideal para hacerlo. La tercera edad y la cuarta hemos de salir a la calle y demostrar lo que hemos guardado dentro durante tantos años, votar y acabar con los políticos que nos empujan a una situación de indignidad.

    ResponderEliminar
  4. "A veces me avergüenzo
    de esta nueva ternura que ahora siento –quizá sea ingenuidad- y que se instala sin que yo lo quiera en mis labios,

    así un poco como la golondrina
    en un tejado en ruinas." Y hay tantos casos más los muchos que se han suicidado ,y ocultado.Una vida trabajando y te eliminan como si no fueras persona justo cuando eres mayor y se merecen más atenciones,cariño y ,sobretodo,respeto.Indigna indignidad que se nos ha ido de las manos por permitirlo!!

    ResponderEliminar
  5. Es curiosa, pero logica, la reacción de la funcionaria, que ha ido perdiendo sus ingresos, poco a poco, y le llega la orden desahucio, tan temida; esta en la ventana mitad dentro y mitad fuera, contempla la calle, reflexiona, y es inundada por una paz interior. Supongo, que se le han quitado sus problemas de hipotecas, tenencia de bienes, y se simplifica su vida. Subsistira, gozara de lo mas elemental, y carecerá de cualquier otra preocupación. Cre , que dejara de asomarse, y , siendo positiva, esperara el paso del tiempo, que soluciona todo.

    ResponderEliminar